Sex and the Tortellini: Son Amores

sábado, octubre 28, 2006

Si hay algo que se aprende luego de unos pocos meses en un empleo, es que una jornada laboral puede ser el equivalente a un episodio de aquella galardonada serie Amigovios, donde Nicole Neumann se hacía la cantante en vez de demostrar sus habilidades playísticas y cada personaje cambiaba de dragoncito como si fuera calzón de chico obsesivo-compulsivo.

Las amistades y los amores en el ambiente del trabajo son complejos, presuntamente evitables, discriminados y, sin embargo, bastante frecuentes. He aquí la primera de algunas burdas clasificaciones de los mismos, para que no digan después que nadie les avisó.

El jefe y la secretaria

Comencemos por lo básico: si en una oficina entra secretaria nueva, es solamente una cuestión de tiempo antes que alguien se la levante. En estos tiempos adelantados y modernos la pobre secretaria no sólo tiene que evitar cuanto flirteo se le presente de la población masculina de una empresa (usualmente comenzado por un inocente “¿vos sos la nueva secretaria? Vení, sentate en mi falda JE JE JE”). No, la realidad demuestra que también debe sospechar de aquella compañera divina que le compra una planta en el día de la secretaria y se preocupa por regar a la mierdita verde postrada en la recepción seis veces al día, justito cuando una busca un archivo en el último cajón del ropero símil archivero detrás de su escritorio.


Es más, el título de la categoría puede ser un tanto engañoso – quien se carga a la secretaria hoy no es el magnate corporativo lleno de dólares que aparece en las películas. La crisis del 2002 ha dejado al Uruguay con muy pocos ejemplares de este power ranger que lucha contra los gastos y lleva prendido al cuerpo mujeres despampanantes sin siquiera necesitar la nueva fragancia de Lynx (o Axe, ya ni me acuerdo como se llama acá).

Secretarias, amigas... cuídense de quien trae el bidón de agua Salus todos los martes, cuídense de la chica nueva que dice no tener novio desde los 12, cuídense de los ojos exorbitantes del jefe casado, cuídense.

Al menos que le tengan ganas a alguien, claro. En ese caso, aquí van unos consejos:

- No entren en una de estas sin antes conocer más sobre los compañeros de trabajo: por ahí se meten con el güiner y terminan a los dos meses llorando con el resto de sus victimas cada vez que bajan a fumarse un pucho.

- Nunca confíen en el departamento de Marketing. En la primera salida, se emborrachan y cuentan todo, abrumados por el estado de su conciencia luego de espamear 10 foros diferentes con links hacia algún producto.

- No se dejen engañar por promesas de que nadie se va a enterar. Por que el día en que se termine el amor y se bloqueen uno al otro en el MSN, dedicándose letras de canciones en inglés en sus display names y evitando comer a la misma hora, se van a dar cuenta que hasta el portero sabía sobre lo suyo.

- Sepan que el día en que esto suceda, la situación va a ser más incómoda que sexo telefónico en una cabina de Antel. Encima, el locomotora y el burun bun pshhh exprimirán todo contenido semi-chistoso de la situación.

3 comentarios :

Alfred dijo...

estuve un rato pensando qué comentario dejarte. La verdad... todo el poison le pusiste!

Anónimo dijo...

Las secretarias, las secretarias... hmmm... yo no recomendaría que nuestra futura nueva secretaria leyera esto. Por lo menos no hasta que se vuelva parte de S&tT, y eso es sólo cuestión de tiempo, jaja.


ps. No puedo esperar al fascículo 3!!

Voz Independiente dijo...

JAJAJAJA ....yo pensé que las historias eran ficción, me parece que cualquir similitud con hechos reales NO es pura coincidencia.

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